Los altos niveles de inflación que estamos padeciendo en España en los últimos tiempos están llevando a los pequeños ahorradores a buscar nuevas fórmulas de inversión que les permitan sacar cierta rentabilidad a su dinero y evitar la rápida pérdida de poder adquisitivo que conlleva mantenerlo sin más en el banco. El sector inmobiliario se presenta, en este sentido, como uno de los refugios más seguros para los inversores, en especial a través de las compras de viviendas para poner en el mercado de alquiler. Pero existen además otras fórmulas que pueden dar la misma o mayor rentabilidad que la vivienda: los trasteros, por ejemplo. Así lo explica Javier Requejo, agente de REMAX CASA ÉLITE y experto en el sector de reformas y rehabilitaciones: «En ciudades a partir de tamaño medio, la demanda de trasteros es muy elevada, porque los pisos en general no son tan grandes como para satisfacer, además de la necesidad de vivienda de las familias, la de espacio para guardar la cantidad de objetos, libros, ropa, juguetes y todo tipo de material que vamos acumulando con los años y de los que, aunque no se usen habitualmente, no queremos desprendernos. Y como la mayoría de los pisos, sobre todo los de más de veinte años de antigüedad, no disponen de trastero propio, cada vez más gente recurre a alquilarlos».
«La oferta en ciudades como Gijón, sobre todo en determinados barrios, no cubre la demanda existente de estos espacios de almacenamiento. Eso, unido a su reducido coste de construcción en comparación con las viviendas, hace que su alquiler nos pueda proporcionar beneficios más que interesantes», añade Requejo.
A diferencia de lo que sucede con los pisos, con los que es muy habitual comprarlos individualmente e ir poniéndolos sobre la marcha en el mercado de alquiler, lo mejor desde el punto de vista de los inversores en el caso de los trasteros es poder construir un buen número a la vez y en el mismo espacio. Así se conseguirán unas cifras de facturación comparables a las de las viviendas y facilitará mucho la gestión de los alquileres. Así, una buena opción es comprar un bajo comercial diáfano, para reformar o aún sin haberse usado, y construir en él los trasteros.
«En REMAX CASA ÉLITE hemos trabajado ya con un buen número de inversores que se inclinan por esta fórmula. Como ejemplo, puedo citar el caso de un local comercial en El Llano, en Gijón. Con una superficie de 150 metros cuadrados, sacamos 20 trasteros con su correspondiente pasillo y un aseo, que es obligatorio pero no en cada trastero sino que puede hacerse, como en este caso, uno común. El coste fue de 60.000 euros que se pagaron por el local más 45.000 de la obra. Los trasteros se han alquilado a 70 euros cada uno, por lo que generan unos ingresos mensuales de 1.400 euros. Eso le está permitiendo al inversor pagar la hipoteca, más los gastos e impuestos que le genera el inmueble, y con todo eso ingresa 800 euros limpios cada mes. Una rentabilidad claramente superior a la que se sacaría alquilando pisos con la misma inversión», relata Javier Requejo.
Eso no quiere decir que se vaya a obtener un buen negocio comprando cualquier local de los que encontramos ahora mismo en el mercado. Así lo matiza el agente de CASA ÉLITE, que explica que «es muy importante hacer un estudio de la zona, porque la demanda de trasteros varía mucho incluso entre distintos barrios de una misma ciudad. Por eso recomendamos que quien esté pensando en este modo de inversión contacte con nosotros, que podemos estudiar la operación y el precio de los locales disponibles, además de poder hacer un presupuesto de la reforma a efectuar para la construcción de los trasteros».