El pasado miércoles 15 de junio el euríbor, el indicador más utilizado en España para calcular las cuotas de las hipotecas, alcanzó el 1,067%, superando así el punto porcentual por primera vez en casi diez años. Se había mantenido por debajo de ese nivel desde julio de 2012 y en los últimos años nos habíamos acostumbrado a que incluso estuviese en negativo, lo que favorecía el acceso a créditos hipotecarios a unos intereses muy bajos. Ese panorama está cambiando radicalmente, afectando sobre todo a quienes están pagando en la actualidad una hipoteca a interés variable referenciado al euríbor.
Es cierto que se viene avisando desde hace tiempo de que los tipos de interés iban a subir (el Banco Central Europeo ha anunciado subidas para julio y para septiembre) y que en el último año en nuestro país la tendencia es que cada vez más hipotecas se contraten a tipo fijo, lo que supone pagar más en los primeros años pero quedarse a salvo de eventualidades derivadas de la subida del euríbor. Pero lo cierto es que hasta el pasado mes de marzo todavía la media del indicador se encontraba en negativo y ha sido en las últimas semanas cuando ha experimentado un ascenso acelerado que parece imparable.
Con el euríbor en un nivel mucho más bajo, en el mes de mayo, en el que registró una media del 0,287%, se calculaba que el impacto medio para las familias que tienen créditos hipotecarios referenciados a este índice sería de unos 600 euros al año de subida. Las perspectivas para quienes tengan la revisión de su hipoteca al cierre de junio son de todo menos halagüeñas, ya que a mitad de mes el euríbor medio era del 0,647%, y no se espera que vaya precisamente a la baja hasta final de mes.